Partido Comunista de Chile - Regional Iquique

lunes, febrero 26, 2007

Crecimiento economico de Tarapaca ¿Para quienes?

Crecimiento económico de Tarapacá ¿Para quién?
(Publicado en Diario 21 de Iquique, el 26 febrero 2007)
Nuestras autoridades –y algunos ilustres de la ciudad- no caben en sus zapatos, henchidos de jolgorio, ante las cifras de crecimiento regional en materia de comercio exterior durante el año 2006. En relación al año anterior 2005 es efectivamente un gran crecimiento y que se empina por sobre el 80% en igual periodo. Y todos están felices con los 4 mil 174 millones de dólares en exportaciones (los declarados), y nos quieren traspasar su júbilo convenciéndonos que estamos en la punta del exitismo económico. Sería interesante saber como se distribuyen esas millonarias cifras de dólares, las que parten –en lo grueso- hacia el exterior, previa entrega de algunas propinas a la región. Si se me permite tocaré este tema más extendidamente en otra ocasión.
Pero por ahora me quiero referir a la naturaleza de lo que estamos exportando en nuestra región y que tiene tan risueños a nuestros próceres. Vamos viendo: el grueso de nuestras exportaciones –básicamente cobre y mineral concentrado- salen al exterior prácticamente con muy escaso o nulo valor agregado, lo que refleja que continúa pendiente el paso a la segunda fase exportadora que la Concertación se propuso para desarrollar al país en forma sustentable.
Del total de las materias exportadas en nuestra región, en su gran mayoría corresponde a la actividad minera, que, como decimos, son productos carentes de valor agregado.
Además nos estamos deshaciendo de riquezas mineras que no son renovables. Es como si usted basara su economía hogareña solo vendiendo las cosas de su casa, las que en algún momento se acabaran sin que le quede nada más que vender profundizando su pobreza. Algo similar nos ocurrirá cuando terminen por llevarse todos nuestros recursos mineros y solo nos quede en su lugar material estéril. Nadie dice que no haya inversión minera y que va a buscar ganancias, pero también deben cautelarse nuestros intereses y estas empresas debieran pagar un royalty proporcional a las inmensas riquezas obtenidas en la exportación de nuestras riquezas no renovables e incorporando la industrialización.
Por tanto no nos basta este tipo de crecimiento y no se justifica el júbilo de algunos. Ni tampoco nos sirve una simple elevación del PIB, sino que como región requerimos de un desarrollo cualitativo, que sea sustentable y que contemple la reindustrialización de la región. Sin todavía hablar de la nacionalización del cobre de Tarapacá, si se refinara y manufacturara el cobre acá y las empresas pagaran un royalty de verdad la región tendría un crecimiento expansivo. Ese es el verdadero camino de desarrollo que han escogido países emergentes.
Obviamente las transnacionales mineras –que son en la práctica las dueñas del cobre aunque la Constitución diga otra cosa- no tienen ningún interés en invertir en estas materias pues es más rentable para ellas llevarse nuestras riquezas sin ningún tipo de elaboración. Y esto hay que agradecérselo a Pinochet y su ley minera. La ley Piñera, mantenida hasta ahora por la Concertación, es la que ha permitido que se les regale a las transnacionales nuestros ricos yacimientos de cobre, oro y metales asociados, hipotecando indefinidamente un desarrollo sustentable para nuestra región.
Se hace necesario que empecemos a levantar la voz. No se trata de oponerse a la inversión extranjera de por sí, sino que ésta debe hacerse en condiciones equitativas y justas. Aunque justo es reconocer que si las mineras usan las reglas actuales es porque lo ha permitido la Concertación y son sus gobiernos los principales responsables de esta exacción desenfrenada de nuestras riquezas naturales.

Epifanio Flores.
Partido Comunista de Chile - Comite Regional Iquique

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lunes, febrero 19, 2007

El cruce de los guerrilleros del Che a Chile por Tarapaca

El cruce de los guerrilleros del Ché a Tarapacá
(Publicado en Diario 21 de Iquique)
El viernes 16 de febrero de 1968 y provenientes de Bolivia cruzan el paso Chinchillane hacia la salvadora frontera chilena tres guerrilleros cubanos, guiados bajo la experta conducción de Estanislao Vilca Colque y del también valeroso Efraín Quicañez. Eludían así una muerte segura en caso de caer en las garras del ejército boliviano. Claro, porque la mañana del 8 de octubre de 1967 la columna de diecisiete guerrilleros comandados por Ernesto Ché Guevara habían sido emboscados en la quebrada del Yuro por fuerzas militares Rangers del ejército boliviano originándose un cruento combate. El Ché es herido, capturado y finalmente asesinado al día siguiente junto a otros prisioneros. En tanto otros seis guerrilleros –tres cubanos y tres bolivianos- logran romper el cerco militar, pero en un nuevo enfrentamiento cae herido de muerte el boliviano Ñato.
El boliviano Inti establece contacto con algunos apoyos en que acuerdan sacar al grupo cubano hacia Chile, por lo que se inician los contactos para que se les reciba en nuestro país y se les brinde el apoyo necesario para salvar sus vidas. Emisarios bolivianos llegan a Chile y contactan al MIR pero estos manifiestan carecer de capacidad para desarrollar este operativo. Finalmente se les solicita apoyo a los partidos socialista y comunista chilenos. El partido socialista envía a esta zona a Elmo Catalán.
Por parte del partido comunista la tarea la toma en sus manos el encargado nacional de cuadros, Uldárico Donaire quien envía a Iquique a Juan Francisco Estay con la misión de conformar un comando con Epifanio Flores Carré, Dinicle Chávez y otros militantes para salir a la búsqueda del grupo guerrillero. Además le entrega a Estay una fotografía de Estanislao Vilca para que puedan reconocer a los evadidos. Francisco Estay se viene al norte estableciendo en cada ciudad casas de apoyo en caso de sacar al grupo guerrillero hacia el sur. Llegando a Iquique se aloja en el hotel América y de inmediato planifica la misión con Flores. Prontamente parten hacia la frontera recorriendo diversos pasos cordilleranos, enfrentando las inclemencias del invierno altiplánico, buscando desesperadamente contactar a Estanislao Vilca. En la zona de Camiña se queda Dinicle Chávez.
En tanto el grupo de cubanos y bolivianos –que avanzaban durante la noche- ingresan a Chile el viernes 16 de febrero por el paso Chinchillane, entre Isluga y Cariquima, llegando la noche del sábado hasta Altusa, para luego bajar internándose por la quebrada de Camiña, donde permanecen ocultos. Por la noche del miércoles 21 llegan hasta Chapiquilta y se cobijan en la escuelita del poblado.
Alertadas las autoridades chilenas, se despliega un vasto operativo policial en la zona. Flores y Estay son detenidos y llevados hasta Camiña, en cuya reclusión se tragan la foto de Vilca con sus propios orines para que no caiga en poder de la policía. Dinicle Chávez se dirige hacia Chapiquilta encontrándose de frente con el grupo guerrillero que venía en el camino hacia Camiña. Allí son retenidos por una patrulla militar y luego por carabineros. El resto es una historia más conocida. Los guerrilleros son llevados hasta la base aérea Los Cóndores de Alto Hospicio desde donde son embarcados hacia el sur. La ciudad de Iquique se movilizó por la libertad de los guerrilleros y hasta el municipio los declaró visitantes ilustres. Luego Salvador Allende los acompañó cuando salieron del país.
Volviendo a Elmo Catalán y a los anónimos Flores y Estay, si bien ambos comandos no lograron su objetivo de contactar al grupo guerrillero, esto no disminuye el mérito de su trabajo. Juan Francisco Estay y Epifanio Flores Carré recorrieron la zona cordillerana enfrentando riachuelos ya convertidos en torrentes y atravesando páramos cordilleranos con la nieve hasta las rodillas. Fue una tarea realizada con un estoico y admirable tesón, guiados solo por su enorme disciplina y responsabilidad con la que buscaban salvar las vidas de los guerrilleros de Ernesto Ché Guevara.

Epifanio Flores.
Partido Comunista de Chile - Comite Regional Iquique

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lunes, febrero 12, 2007

Por la memoria de Luis Toro y Alberto Yañez

Por la memoria de Luis Toro y Alberto Yánez
(Publicado en Diario 21 de Iquique)
Hoy 12 de febrero se cumple el 54° aniversario de la fundación de la Central Única de Trabajadores, la CUT. Espero se haga el homenaje correspondiente, que sin duda se hará a lo largo de Chile. Como se insiste en un porfiado y conveniente olvido, yo he preferido en esta fecha recordar a dos iquiqueños mártires de la lucha social chilena: Luis Toro Castillo y Alberto Yánez Carvajal, ambos asesinados la madrugada del lunes de 11 de febrero de 1974 en Pisagua.
Efectivamente, del 9 al 10 de febrero de 1974 se llevó a cabo en Pisagua el tétrico consejo de guerra que juzgó a 116 presos políticos, -21 mujeres incluidas-, farsa en que se acusó a 68 de ellos de un supuesto “Plan 22”, aplicando sentencias que abarcaron desde penas de relegación y cárcel hasta las condenas a muerte a dos valerosos militantes comunistas.
Alberto Yánez Carvajal, iquiqueño de 31 años, realiza sus estudios básicos en la escuela Centenario n° 6 y los prosigue en el Instituto Comercial, desde donde egresa como Agente Comercial. El año 1963 se incorpora como administrativo al servicio de prisiones de Iquique y ese año contrae matrimonio con Lucila Corquez Carvajal concibiendo dos hijos de ese amor. Militante comunista, es exonerado del servicio apenas perpetrado el golpe militar y posteriormente detenido el 5 de enero de 1974 y enviado al regimiento Telecomunicaciones, donde luego de una semana de torturas es enviado a Pisagua.
Luis Toro Castillo, iquiqueño de 34 años, obrero de ferrocarriles, soldador de la sección tornería, casado con Laura Silva, es detenido el 1° de octubre de 1973. Enviado al regimiento Telecomunicaciones es salvajemente torturado en ese lugar, hasta mediados de diciembre, cuando es trasladado a Pisagua en deplorables condiciones de salud. En Pisagua se le confina a las denominadas catacumbas donde el equipo torturador de Acuña continúa los interrogatorios.
Conocemos del comportamiento de estos valerosos comunistas por la revelación que hizo el sacerdote Murillo a la esposa de Yánez. Alberto Yánez enfrentó a Larraín y Acuña espetándoles en su propia cara de “asesinos” y luego fue a enfrentar el pelotón de ejecución.
El asesinato de Toro y Yánez continúa impune. Fueron parte de esta farsa criminal –además de los tristemente célebres Forestier, Larraín y Acuña- los integrantes del llamado consejo de guerra, los entonces tenientes coroneles Hans Zippelius Weber, como presidente, y Luis Solorza Anguita; el mayor Sergio Parra Valladares; los capitanes Florencio Tejos Martínez y Carlos Sepúlveda Soto; y los subtenientes Luis Barrera Ciocca y Rubén Opazo Castro. Ninguno de estos uniformados ha dado la cara hasta hoy.
En cambio Yánez y Toro, ambos luchadores y mártires de la causa social representan lo mejor de la sociedad. Trabajadores honestos y poseedores de una ejemplar ética de vida, abrazaron generosamente la causa de la construcción de una sociedad más justa para todos los chilenos.
En estos tiempos difíciles, donde a ratos afloran mezquindades, corresponde colocar en su justo sitio la memoria viva de hombres que son imperecederos ejemplos para nuestra juventud. No cayeron en vano pues aún iluminan el camino hacia la construcción de una sociedad realmente justa, solidaria y democrática. Por vuestra memoria, hasta siempre Yánez y Toro.

Epifanio Flores.
Partido Comunista de Chile - Comite Regional Iquique

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lunes, febrero 05, 2007

La matanza de la Oficina Salitrera Ramirez

La Matanza de la Oficina Salitrera Ramírez.
(Publicado en Diario 21 de Iquique)
Este 4 de febrero se cumple un aniversario más de la masacre de obreros pampinos perpetrado por fuerzas del ejército en la oficina salitrera Ramírez el año 1891. Este acontecimiento trágico de nuestra historia se encuentra casi olvidado y prácticamente opacado por las dos grandes masacres ocurridas posteriormente en nuestra región: la de 1907 en la escuela Santa María de Iquique -y que este año conmemoramos su Centenario-; y, la también cruenta represión militar que sofocó a sangre y fuego la rebelión obrera de junio de 1925.
La principal fuente documental de esta matanza de obreros en la oficina Ramírez proviene del diario El Nacional del 22 de febrero de ese año, que recoge y reproduce un testimonio proveniente de la pampa.
El 3 de febrero de 1891 estalla una huelga que congrega a alrededor de tres mil obreros del Cantón cerca de Pozo Almonte con la disposición de bajar hasta Iquique para protestar por la carencia de víveres. El país se encontraba envuelto en un grave conflicto entre el presidente Balmaceda y el Parlamento, situación que el día 7 de enero deriva en la sublevación de la Escuadra al mando del capitán de Navío Jorge Montt, quién con el buque “Cochrane” ocupa y se instala en la importante ciudad de Iquique, donde el amotinado preside una Junta de Gobierno, la que goza del tácito (o tal vez más concreto) apoyo del poderoso capital salitrero inglés.
Tal vez ajenos a este conflicto, un importante número de trabajadores en huelga deciden esa misma mañana dirigirse hacia la oficina Ramírez, cuyo administrador dispone de alimentación para ellos, pernoctando éstos en el mismo lugar. Al día siguiente, y luego de una asamblea, se designa una comisión para que se dirija a otras oficinas a comunicar de la movilización, partiendo una delegación de cuarenta obreros hacia el norte, hasta el Cantón de Negreiros, donde obtienen la paralización de más obreros para la causa.
Mientras los trabajadores se encontraban esperando en la oficina Ramírez, alrededor de doscientos soldados provenientes de Pozo Almonte y al mando del sargento mayor Martín Larraín, -sin previo aviso- toman disposición de combate y emprenden un ataque sorpresivo y sin ningún tipo de miramiento en contra de la población de la oficina. Luego avanzan sobre el campamento asesinando a quién encontraron a su paso. Una vez arrasado el campamento se inicia una persecución de los que lograron escapar hacia la pampa a esconderse en las calicheras y hacia otras oficinas cercanas. En tanto unos mil quinientos obreros provenientes de Negreiros, ya enterados de la masacre, logran volver sobre sus pasos evitando el horrendo destino de sus hermanos de clase.
Luego de la matanza inicial, alrededor de 890 prisioneros son formados frente a la administración de la oficina, donde los soldados van escogiendo algunos grupos de obreros que luego van siendo sumariamente ejecutados. El resto de los pampinos son llevados prisioneros hasta Pozo Almonte y dejados en libertad al día siguiente. Otros trabajadores que se esparcieron por el desierto, llegan hasta Iquique, siendo recibidos por parte de la población.
Continúa pendiente el homenaje de sus hermanos de clase para estos trabajadores. En este año del Centenario de la Masacre de la Escuela Santa María, definido por la Central Unitaria de Trabajadores –CUT- como el Año de los Trabajadores, justo es recoger definitivamente este fecha que conmemora una de las tantas luchas obreras y hechos acaecidos en Tarapacá, actos todos que con dolor y sangre abrieron el camino hacia la conquista de crecientes reivindicaciones y derechos para los trabajadores chilenos.

Epifanio Flores
Partido Comunista de Chile - Comite Regional Iquique

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