El día en que se enojó la Virgen de La Tirana
El día en que se enojó la Virgen de La Tirana.
Articulo publicado el 17 de julio del 2006 en el Diario 21 de Iquique.-
Las festividades del pueblo de La Tirana tienen su precedente desde los tiempos del Perú. Luego se convierte en un acontecimiento cuya trascendencia traspasa la región de Tarapacá. A lo largo del ciclo salitrero, se recoge la tradición peruana y se organizan en los campamentos salitreros variadas comparsas de bailes religiosos, que año tras año con devoción y sacrificio cruzaban el desierto hasta el poblado en que reina La Tirana, para presentar ese mismo sacrificio en ofrenda.
Como un saludo a quienes acuden a este acontecimiento anual les presento un relato que he compilado y que fue escrito por Jaime Tschorne el año 1943:
“Corría el año 1868, y el pueblo La Noria se había convertido en un populoso centro, tanto o mas importante que Iquique mismo, debido a la explotación de los yacimientos salitrales de los alrededores, donde funcionaban las primeras máquinas del sistema Schanks y algunas Paradas de las primitivas elaboradoras del nitrato. En La Noria y en Cocina, un pueblo vecino, había mucho comercio y entusiasmo por el porvenir, y se habían construido algunas escuelas y con todo empeño se levantó un templo.
La fama de la grandeza de La Noria era tan notable en la provincia, pues contaba con amplios recursos económicos, que se cuenta que con motivo de la educación de don Agustín Almonte, un niño huérfano de Iquique, se reunió un consejo de familia para discutir la conveniencia de mandarlo a estudiar ya sea a La Noria o a Valparaíso.
Dada su fama, algunos recordarán la letra de una difundida cueca que hacía mención a La Noria y que decía:
Ponerle como en Taratas
Decía una vieja en Cocina
Que pagando en Solferina
En La Noria está la plata.
Taratas era el nombre de un poblacho cercano a Tacna y Solferina el nombre de una importante Oficina Salitrera vecina a La Noria.
Cuando se hubo terminado la construcción del templo, se encontró que no tenían ornamentos ni campanas, y como el pueblo de La Tirana estaba ya en decadencia por el abandono de los buitrones (plantas para beneficiar minerales) se gestionó ante las autoridades respectivas el proveer el templo de La Noria con los ornamentos y campanas de La Tirana.
Con ese motivo fue una comisión a La Tirana en busca de dichos objetos. En llegada la comisión e impuesto el pueblo del objeto de su viaje, se reunieron todos los tiraneños, hombres, mujeres y niños y con palos, piedras y tierra convencieron a la comisión de que no permitirían tamaño despojo.
La comisión hubo de regresar a La Noria con las manos vacías. El cura de La Noria, indignado por el desobedecimiento a las disposiciones que él había conseguido de la autoridad, encabezó una segunda expedición, y acompañado esta vez de vecinos y policía, se presentó en La Tirana el 13 de agosto de 1868.
El pueblo recibió a esta comisión en la misma o peor forma con que había recibido a la anterior. Hubo discusiones acaloradas, golpes y el consiguiente alboroto. Cuando la pelea llegaba a su punto álgido, empezó a temblar la tierra y a caerse las casas y el templo mismo. Era el gran terremoto del año 1868.
Los emisarios de La Noria creyeron probablemente que la Virgen del Carmen manifestaba de esa manera su desaprobación a los hechos que estaban ocurriendo.
Naturalmente se produjo el desbande general, y la gente de La Noria arrancó en dirección a su pueblo. Al pasar por la Quebrada de La Rinconada, todavía rodaban las piedras de los cerros, las que los fugitivos imaginaban ser arrojadas igualmente en señal de desaprobación de la Virgen del Carmen.
Y así fue como las campanas y los ornamentos pudieron permanecer hasta nuestros dias en la iglesia de La Tirana”.
Epifanio Flores
Partido Comunista de Chile - Comite Regional Iquique
Articulo publicado el 17 de julio del 2006 en el Diario 21 de Iquique.-
Las festividades del pueblo de La Tirana tienen su precedente desde los tiempos del Perú. Luego se convierte en un acontecimiento cuya trascendencia traspasa la región de Tarapacá. A lo largo del ciclo salitrero, se recoge la tradición peruana y se organizan en los campamentos salitreros variadas comparsas de bailes religiosos, que año tras año con devoción y sacrificio cruzaban el desierto hasta el poblado en que reina La Tirana, para presentar ese mismo sacrificio en ofrenda.
Como un saludo a quienes acuden a este acontecimiento anual les presento un relato que he compilado y que fue escrito por Jaime Tschorne el año 1943:
“Corría el año 1868, y el pueblo La Noria se había convertido en un populoso centro, tanto o mas importante que Iquique mismo, debido a la explotación de los yacimientos salitrales de los alrededores, donde funcionaban las primeras máquinas del sistema Schanks y algunas Paradas de las primitivas elaboradoras del nitrato. En La Noria y en Cocina, un pueblo vecino, había mucho comercio y entusiasmo por el porvenir, y se habían construido algunas escuelas y con todo empeño se levantó un templo.
La fama de la grandeza de La Noria era tan notable en la provincia, pues contaba con amplios recursos económicos, que se cuenta que con motivo de la educación de don Agustín Almonte, un niño huérfano de Iquique, se reunió un consejo de familia para discutir la conveniencia de mandarlo a estudiar ya sea a La Noria o a Valparaíso.
Dada su fama, algunos recordarán la letra de una difundida cueca que hacía mención a La Noria y que decía:
Ponerle como en Taratas
Decía una vieja en Cocina
Que pagando en Solferina
En La Noria está la plata.
Taratas era el nombre de un poblacho cercano a Tacna y Solferina el nombre de una importante Oficina Salitrera vecina a La Noria.
Cuando se hubo terminado la construcción del templo, se encontró que no tenían ornamentos ni campanas, y como el pueblo de La Tirana estaba ya en decadencia por el abandono de los buitrones (plantas para beneficiar minerales) se gestionó ante las autoridades respectivas el proveer el templo de La Noria con los ornamentos y campanas de La Tirana.
Con ese motivo fue una comisión a La Tirana en busca de dichos objetos. En llegada la comisión e impuesto el pueblo del objeto de su viaje, se reunieron todos los tiraneños, hombres, mujeres y niños y con palos, piedras y tierra convencieron a la comisión de que no permitirían tamaño despojo.
La comisión hubo de regresar a La Noria con las manos vacías. El cura de La Noria, indignado por el desobedecimiento a las disposiciones que él había conseguido de la autoridad, encabezó una segunda expedición, y acompañado esta vez de vecinos y policía, se presentó en La Tirana el 13 de agosto de 1868.
El pueblo recibió a esta comisión en la misma o peor forma con que había recibido a la anterior. Hubo discusiones acaloradas, golpes y el consiguiente alboroto. Cuando la pelea llegaba a su punto álgido, empezó a temblar la tierra y a caerse las casas y el templo mismo. Era el gran terremoto del año 1868.
Los emisarios de La Noria creyeron probablemente que la Virgen del Carmen manifestaba de esa manera su desaprobación a los hechos que estaban ocurriendo.
Naturalmente se produjo el desbande general, y la gente de La Noria arrancó en dirección a su pueblo. Al pasar por la Quebrada de La Rinconada, todavía rodaban las piedras de los cerros, las que los fugitivos imaginaban ser arrojadas igualmente en señal de desaprobación de la Virgen del Carmen.
Y así fue como las campanas y los ornamentos pudieron permanecer hasta nuestros dias en la iglesia de La Tirana”.
Epifanio Flores
Partido Comunista de Chile - Comite Regional Iquique
Etiquetas: Historia de Tarapaca