Partido Comunista de Chile - Regional Iquique

viernes, febrero 01, 2008

Adios Volodia Teitelboim

Adiós Volodia Teitelboim
(Epifanio Flores, publicado en DIARIO 21 de Iquique, el 1 de febrero de 2008)
Con el reconocimiento y admiración de los más variados sectores de la sociedad nacional e internacional, se apagó la vida de uno de los más prolíficos literatos y tal vez el último gran escritor social del siglo XX. Poeta, político, abogado, periodista, ensayista; su travesía por el pasado siglo fue de la mano con sus dos grandes pasiones: la literatura y la política. A la literatura y a la política el joven Valentín Teitelboim ingresa casi simultáneamente en lo días de la crisis que derriba al gobierno de Carlos Ibáñez del Campo, cuando en julio de 1931 asiste a su primer mitin político y se hace comunista; la larga persecución a ese partido lo invade de mística, la que lo lleva a tomar el nombre político de Volodia, que lo identificará toda su vida hasta quedar como propio. Su ingreso a la literatura queda signado al ganar los juegos florales de poesía en octubre de ese año.
Parlamentario comunista y gran amigo de Neruda, desde la trinchera doble de la política y la literatura se entregó por completo a la causa de la humanidad y la emancipación de los trabajadores y fue uno de los artífices del gobierno popular de Salvador Allende. Por especial encargo del presidente Allende le correspondió viajar al extranjero donde lo sorprende el golpe militar de 1973. Su voz regresa a Chile denunciando las atrocidades de la dictadura a través de las ondas de Radio Moscú con el programa Escucha Chile y el espacio radial denominado Volodia Comenta. El odio asesino de la dictadura no se dejo esperar y el año 1974 fue el objetivo jurado de la DINA para asesinarlo en el exterior, operación que felizmente fracasa. Retorna clandestino a Chile el año 1988 para asumir como Secretario General del Partido Comunista el año 1989 y hasta 1994.
Vastísimo escritor, conocido ampliamente por las obras biográficas sobre Neruda, Mistral, Huidobro y Borges; el año 2002 obtiene el Premio Nacional de Literatura. Entre sus obras que lo vinculan con el norte está su primera gran novela: “Hijo del Salitre” publicada en el año 1952, que tiene como protagonista al obrero pampino Elías Lafertte y sus vivencias de lucha en ese Chile nortino desaparecido que es la pampa salitrera y donde reflota la porfiada memoria acerca de la masacre de la escuela Santa María de Iquique, obra escrita en plena persecución del gobierno de Gabriel González Videla y la aplicación de su Ley Maldita que perseguía al movimiento sindical y a los comunistas. La otra novela es “Pisagua, la semilla en la arena” escrita en 1957, a la que definió no como una novela, sino muchas novelas construidas con muchos escritores; obra en la que recrea las vivencias en el Campo de Concentración de Pisagua en sus dos periodos: el de 1947 y el del año 1957 bajo el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo, en cuya presidencia es relegado a Pisagua el año 1957. En esa ocasión, luego de ser detenidos en la madrugada, llegan detenidos a Iquique junto a Luis C0rvalan, Juan Chacón Corona, José Gómez López, Gabriel Bachero y Cesar Godoy Urrutia, este último queda hospitalizado en el hospital de Iquique y los demás detenidos subidos a un camión militar y trasladados a Pisagua. En esa oportunidad Volodia recoge testimonios, hace croquis de Pisagua y diseña su libro Pisagua, la semilla en la arena.
El año 1990 y siendo secretario general del partido comunista, Volodia llega a Iquique en junio de ese año para ir hasta Pisagua nuevamente, pero esta vez para visitar los restos de los prisioneros ejecutados por la dictadura de Pinochet que aún se encontraban en el fondo de la fosa común descubierta en Pisagua. Me correspondió acompañarlo hasta Pisagua, junto a Laura Silva, viuda del ejecutado político Luis Toro Castillo, además de Ana Cordero y Jorge Araya, miembros de la dirección regional de Iquique. En la ocasión Volodia se entrevistó con el ministro de la Corte Hernán Sánchez Marré que toma la investigación luego de la valiosa labor inicial del juez de Pozo Almonte Nelson Muñoz. El viaje a Pisagua y la estadía en el lugar nos permitió conocer aspectos no muy conocidos acerca de Volodia y que reseño en parte de estas breves líneas. Volodia Teitelboim nos impactó con su desbordante confianza en el futuro de la humanidad; nos deja la gran enseñanza de no perder los sueños de justicia y de la gran conquista de la liberación del hombre, sueños que este muchacho del siglo XX logró introducir en los inicios de este milenio. Desde Iquique, hasta siempre Volodia.

Epifanio Flores

Partido Comunista de Chile - Comite Regional Iquique

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