Partido Comunista de Chile - Regional Iquique

lunes, diciembre 11, 2006

La huida del general

LA HUIDA DEL GENERAL
(Publicado en Diario 21 de Iquique)
La fecha de la muerte del general no podía ser más emblemática: el día internacional de los Derechos Humanos. Son las ironías que de cuando en cuando nos depara el destino. Pinochet parte de esta vida sin haber asumido nunca su responsabilidad por el reguero de crímenes y dolor en que quedaron sumidas miles de familias chilenas, víctimas de prisión ilegal, de exilio, de torturas, de asesinatos y del desaparecimiento de sus seres queridos. Murió virtualmente acorralado por una seguidilla de procesos judiciales que lo sindicaban como autor de una serie de delitos. Tal vez, entre sus últimos minutos de existencia, pudo rememorar con nostalgia mejores días en Iquique, ciudad en la que deseaba vivir sus últimos días. Se lo impidió la movilización de sus víctimas que llegaron hasta el propio edificio en que tiene su departamento para protestar por su presencia en la ciudad. Y el general se tuvo que ir.
Muy atrás quedaron los recuerdos que se mantenían en Iquique cuando el general vivió en la ciudad y un grupo de pobladores hasta colocó su nombre en un pasaje al gestionarles una solución siendo intendente de la entonces provincia de Tarapacá. Fue justamente un 17 de diciembre de 1968 que asume como comandante en jefe de la VI División de Ejército y un 5 de febrero del año siguiente que asume como intendente subrogando al titular Luis Jaspard da Fonseca.
Mucho más atrás quedó ese 7 de enero de 1946 en que el entonces teniente Pinochet llega asignado al regimiento Carampangue de Iquique. Cuando al año siguiente se desata la represión del presidente Gabriel González Videla y las fuerzas militares ocupan la pampa salitrera, a Pinochet le corresponde dirigir la redada en la oficina Humberstone de los prisioneros que serían enviados a Pisagua. Pero al año siguiente –un 4 de enero de 1948- le corresponde asumir como jefe de las fuerzas militares asignadas en el campo de concentración de Pisagua. Deja esta responsabilidad el 14 de febrero de 1948 destinado a la capital.
Su nuevo regreso a la ciudad el año 1968 ya como alto oficial, como lo indicábamos, le significó una integración social mayor y se construyó en Iquique un gran abanico de amistades entre la sociedad “bien”. Al destinársele a la comandancia general de la Guarnición de Ejército de Santiago, deja Iquique un 25 de enero de 1971. En Iquique no se sabría mucho de él hasta que Allende los designa comandante en jefe del Ejército. Su traición al presidente constitucional lo catapulta al máximo poder, esta vez convertido en un implacable dictador.
Por entonces se desata en Iquique una oleada de terror desconocido desde los tiempos de la masacre de la escuela Santa María. Se producen detenciones masivas y severos anuncios radiales y de prensa amenazaban con ejecuciones sumarias a quienes no se entreguen a la nueva autoridad militar. Luego vienen los asesinatos, algunos de una crueldad inimaginable de ser cometida por otro ser humano. El campo de concentración de Pisagua que él dirigiera siendo capitán durante dos cortos meses del año 1948, era ahora un centro dirigido a exterminar cualquier ideal libertario y al asesinato de presos políticos.
Pinochet nunca asumió su responsabilidad por los crímenes cometidos en Iquique y Pisagua. Sus victimas y los familiares de los asesinados, pero particularmente diversos jóvenes, se congregaron este domingo en la plazoleta Salvador Allende, también en el parque Las Banderas, para exigir que todos los responsables de las violaciones a los derechos humanos que aún viven paguen por sus crímenes. Se manifestaron para impedir el blanqueamiento de imagen y de que se le sepulte con honores, y para recordarle a la presidenta Bachelet su promesa electoral.
Aunque por cierto es preocupante el hecho de que haya logrado escapar de la justicia terrena. Los horribles crímenes cometidos en Pisagua –en lo que respecta a Pinochet- quedan definitivamente sin castigo y esa responsabilidad la tienen los sucesivos gobiernos de la Concertación, y eso hay que decirlo, porque las proyecciones son insospechadas.
Aunque en estricto rigor no se puede decir que Pinochet no sufrió el castigo de la conciencia limpia de la humanidad, puesto que para ese juicio no hay escape posible.

Epifanio Flores.
Partido Comunista de Chile - Comite Regional Iquique

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