Allende y el cobre para los chilenos
(En DIARIO 21 de Iquique, 7 julio 2008)
Este 11 de julio se cumple el 37º aniversario del gran acto de dignidad nacional que concretara el presidente Salvador Allende: la nacionalización del cobre. Culminaba así una vieja aspiración de Allende y de otros verdaderos patriotas que soñaban con el progreso y bienestar de Chile.
Con esta trascendental medida Allende se hacía de una de las herramientas fundamentales que él preveía para dar inicio a lo que él llamaba nuestra segunda independencia, la independencia económica. Allende buscaba el desarrollo real del país, con un fuerte componente de industrialización, que traería el gran salto económico que Allende se proponía impulsar para traer el bienestar y la seguridad económica y social para todos los chilenos. Consecuente con ello, acá en el norte se pusieron en marcha trascendentales proyectos mineros para que, junto a la compañía mixta chileno-norteamericana de Sagasca, emergieran también las cuatro primeras grandes explotaciones chilenas en nuestra región de Tarapacá: Cerro Colorado, Copaquire, Quebrada Blanca y Albricoya. Se buscaba la articulación de estos grandes proyectos con la explotación de otras variadas riquezas minerales y abrir camino también a la creación de un gran complejo químico-minero industrial en este norte.
Siendo el cobre, después del petróleo, una de las principales riquezas estratégicas, la mitad de todo el cobre existente en el mundo se encuentra en Chile. Es una riqueza fabulosa y para apropiársela para el gran capital mundial había que hacer reventar el gobierno de Allende y, si era necesario, provocar un ejemplar baño de sangre en nuestro país, como aconteció bajo la dictadura militar con Pinochet.
Así y bajo esta dictadura se impulsó una nueva forma de desarrollo, completamente antinacional y entreguista, pero no se atrevieron a desnacionalizar el cobre, en la medida que este continuó entregando cuantiosos recursos al Estado chileno, para permitir así que se apropiaran de las otras grandes empresas estatales y las de servicios. El pregonado éxito económico de la dictadura, paradojalmente, se sostuvo sobre la base de la gran medida patriótica de Allende que significó la nacionalización del cobre y, si esto no alcanzaba, en volver a la explotación intensiva de nuestros recursos naturales en manos de grandes compañías nacionales y extranjeras que llevaron a cabo una fabulosa acumulación de capital. Ese es el llamado gran éxito económico y esa es la cacareada gran inventiva e iniciativa privada. A estas empresas solo les interesa el rápido lucro; por ello no han diversificado, no solo no incorporando valor agregado al producto, si no que mucho menos han desarrollado otros rubros anexos, como la industria química, de maquinaria pesada, la investigación científica nacional, de robótica, de software, etc., etc.
La forma de llevar acabo la desnacionalización del cobre bajo la dictadura comienza con la dictación de una normativa especialmente diseñada para burlar la nacionalización llevada a cabo por Allende y así escamotearnos a todos los chilenos la propiedad sobre estas riquezas mineras. Pese a sus promesas de campaña, este proceso entreguista es profundizado por los gobiernos de la Concertación, que solo puede lucir a su favor el cobro a las mineras de un miserable e irrisorio royalty. Pero lo que en definitiva cuenta es que gracias a la dictadura y a la Concertación hoy más del 70% del cobre chileno está en manos de grandes compañías transnacionales y solo el restante en manos del Estado chileno, llevándose estas compañías al extranjero fabulosos recursos que podrían ser ocupados en mejor educación, mejor salud, en pensiones dignas, etc.
Pese a la actividad corruptora, a la cooptación de nuestro dirigentes, al envilecimiento de nuestra población, hoy, en especial y bajo la conmemoración del Centenario del natalicio del presidente Allende, se hace necesario levantar con mucha decisión la principal bandera que él enarbolara: la renacionalización del cobre. Levantar esa bandera hoy es nuestro mejor homenaje al presidente mártir que vive en el corazón de nuestro pueblo.
Epifanio Flores
Partido Comunista de Chile - Comite Regional Iquique
Este 11 de julio se cumple el 37º aniversario del gran acto de dignidad nacional que concretara el presidente Salvador Allende: la nacionalización del cobre. Culminaba así una vieja aspiración de Allende y de otros verdaderos patriotas que soñaban con el progreso y bienestar de Chile.
Con esta trascendental medida Allende se hacía de una de las herramientas fundamentales que él preveía para dar inicio a lo que él llamaba nuestra segunda independencia, la independencia económica. Allende buscaba el desarrollo real del país, con un fuerte componente de industrialización, que traería el gran salto económico que Allende se proponía impulsar para traer el bienestar y la seguridad económica y social para todos los chilenos. Consecuente con ello, acá en el norte se pusieron en marcha trascendentales proyectos mineros para que, junto a la compañía mixta chileno-norteamericana de Sagasca, emergieran también las cuatro primeras grandes explotaciones chilenas en nuestra región de Tarapacá: Cerro Colorado, Copaquire, Quebrada Blanca y Albricoya. Se buscaba la articulación de estos grandes proyectos con la explotación de otras variadas riquezas minerales y abrir camino también a la creación de un gran complejo químico-minero industrial en este norte.
Siendo el cobre, después del petróleo, una de las principales riquezas estratégicas, la mitad de todo el cobre existente en el mundo se encuentra en Chile. Es una riqueza fabulosa y para apropiársela para el gran capital mundial había que hacer reventar el gobierno de Allende y, si era necesario, provocar un ejemplar baño de sangre en nuestro país, como aconteció bajo la dictadura militar con Pinochet.
Así y bajo esta dictadura se impulsó una nueva forma de desarrollo, completamente antinacional y entreguista, pero no se atrevieron a desnacionalizar el cobre, en la medida que este continuó entregando cuantiosos recursos al Estado chileno, para permitir así que se apropiaran de las otras grandes empresas estatales y las de servicios. El pregonado éxito económico de la dictadura, paradojalmente, se sostuvo sobre la base de la gran medida patriótica de Allende que significó la nacionalización del cobre y, si esto no alcanzaba, en volver a la explotación intensiva de nuestros recursos naturales en manos de grandes compañías nacionales y extranjeras que llevaron a cabo una fabulosa acumulación de capital. Ese es el llamado gran éxito económico y esa es la cacareada gran inventiva e iniciativa privada. A estas empresas solo les interesa el rápido lucro; por ello no han diversificado, no solo no incorporando valor agregado al producto, si no que mucho menos han desarrollado otros rubros anexos, como la industria química, de maquinaria pesada, la investigación científica nacional, de robótica, de software, etc., etc.
La forma de llevar acabo la desnacionalización del cobre bajo la dictadura comienza con la dictación de una normativa especialmente diseñada para burlar la nacionalización llevada a cabo por Allende y así escamotearnos a todos los chilenos la propiedad sobre estas riquezas mineras. Pese a sus promesas de campaña, este proceso entreguista es profundizado por los gobiernos de la Concertación, que solo puede lucir a su favor el cobro a las mineras de un miserable e irrisorio royalty. Pero lo que en definitiva cuenta es que gracias a la dictadura y a la Concertación hoy más del 70% del cobre chileno está en manos de grandes compañías transnacionales y solo el restante en manos del Estado chileno, llevándose estas compañías al extranjero fabulosos recursos que podrían ser ocupados en mejor educación, mejor salud, en pensiones dignas, etc.
Pese a la actividad corruptora, a la cooptación de nuestro dirigentes, al envilecimiento de nuestra población, hoy, en especial y bajo la conmemoración del Centenario del natalicio del presidente Allende, se hace necesario levantar con mucha decisión la principal bandera que él enarbolara: la renacionalización del cobre. Levantar esa bandera hoy es nuestro mejor homenaje al presidente mártir que vive en el corazón de nuestro pueblo.
Epifanio Flores
Partido Comunista de Chile - Comite Regional Iquique
Etiquetas: Nacionalizacion del Cobre, Salvador Allende