Camiña defiende su agua
No poca inquietud viene generando en Camiña el anuncio hecho por el gobierno del proyecto de estudio de factibilidad para la construcción del embalse de Umiña. Este proyecto retoma de alguna manera el abandonado proyecto de construcción del tranque de Pachica que debió construirse junto al embalse Caritaya que abastece Azapa y terminado en la década del 30, cuya concreción sucumbió, al parecer, con la grave crisis económica de esa fecha.
Demás está señalar que casi todos los proyectos estatales que guardan relación con intervención en estos territorios han sido históricamente inconsultos con sus habitantes y despreciando su opinión, o peor aún, provocando grave daño a los componentes socio culturales andinos, despoblamiento, pérdida de identidad, etc. De allí a la legítima desconfianza con que son acogidos este tipo de proyectos; esto no obstante el triste papel de algunos de siempre que se prestan para alegres pawas con la autoridad de turno. Les preocupa a las comunidades la poca claridad respecto del régimen patrimonial del embalse ante la fuertísima presión de las mineras por seguir apropiándose del agua.
Pero lo cierto es que nuestra región está caracterizada como una de las regiones más secas del mundo y el agua dulce resulta por tanto ser uno de los recursos más valiosos. Bajo la dictadura se abrió camino para la mercantilización del agua al separarse la propiedad del agua de la tierra, camino que se ha continuado bajo los gobiernos de la Concertación sin que exista hasta hoy una verdadera voluntad por cambiar esa legislación. Desde entonces y al amparo de esta legalidad las compañías mineras han venido apropiándose sistemáticamente del agua de nuestra región y su presión por continuar accediendo a este recurso continuará en ascenso, dicho por los especialistas.
Lo más preocupante es que para la autoridad parece axiomático colocar el agua al servicio de los procesos productivos mineros, pero bajo una franca perspectiva económica neoliberal, que mercantiliza todo lo susceptible de generar renta. En la actualidad, según estudios oficiales de la DGA del año 2007, de las nueve cuencas en que ha dividido la zona norte de la anterior Tarapacá, seis de ellas están intervenidas para el “uso minero” y casi la totalidad para el uso agropecuario y como agua potable.
La Cuenca 017 correspondiente a la Pampa del Tamarugal es la más fuertemente intervenida por el uso minero con casi 2 metros cúbicos de agua por segundo; le sigue el uso agropecuario con escasos 0,6 metros cúbicos por segundo y luego por el uso como agua potable con ¡solo 0,057 metros cúbicos por segundo! La Cuenca 010 donde se abastece la minera Collahuasi castiga al recurso con ¡¡más de 1,5 metros cúbicos de agua por segundo!!. Este estudio contempla un aumento progresivo de gasto de agua, desde los actuales 3,7 metros cúbicos de agua por segundo a 4,1 y 5,9 metros por segundo en los próximos 10 y 25 años, contados desde el 2007. La Cuenca 015 y 016 que abarca la zona de Camiña y alrededores tiene casi nulo uso minero y es preferentemente de uso agropecuario.
Pero todos los estudios presentados por las consultoras le dejan claro a la DGA que la presión de las mineras para incrementar mayores extracciones de aguas subterráneas no tiene viabilidad sin entrar a provocar gravísimos daños medio ambientales, como lo han constatado en Pica donde el intensivo uso minero viene mermando en forma alarmante los niveles de las napas.
Por cierto, lo decía un agricultor en reunión con las autoridades, no se le tiene confianza al Estado cuando ha tenido una actitud histórica de desprecio a su cosmovisión y a su territorio precordillerano y andino. Por ello, tampoco cuando plantea estas iniciativas sin dejar claramente establecido el régimen patrimonial del recurso agua hoy en la mira de las transnacionales. El camino de una autoridad democrática no es el de amenazar; es el de explicitar claramente este tipo de proyectos, responder las interrogantes y saber acoger las propuestas de las comunidades.
Epifanio Flores
Partido Comunista de Chile - Comite Regional Iquique
Demás está señalar que casi todos los proyectos estatales que guardan relación con intervención en estos territorios han sido históricamente inconsultos con sus habitantes y despreciando su opinión, o peor aún, provocando grave daño a los componentes socio culturales andinos, despoblamiento, pérdida de identidad, etc. De allí a la legítima desconfianza con que son acogidos este tipo de proyectos; esto no obstante el triste papel de algunos de siempre que se prestan para alegres pawas con la autoridad de turno. Les preocupa a las comunidades la poca claridad respecto del régimen patrimonial del embalse ante la fuertísima presión de las mineras por seguir apropiándose del agua.
Pero lo cierto es que nuestra región está caracterizada como una de las regiones más secas del mundo y el agua dulce resulta por tanto ser uno de los recursos más valiosos. Bajo la dictadura se abrió camino para la mercantilización del agua al separarse la propiedad del agua de la tierra, camino que se ha continuado bajo los gobiernos de la Concertación sin que exista hasta hoy una verdadera voluntad por cambiar esa legislación. Desde entonces y al amparo de esta legalidad las compañías mineras han venido apropiándose sistemáticamente del agua de nuestra región y su presión por continuar accediendo a este recurso continuará en ascenso, dicho por los especialistas.
Lo más preocupante es que para la autoridad parece axiomático colocar el agua al servicio de los procesos productivos mineros, pero bajo una franca perspectiva económica neoliberal, que mercantiliza todo lo susceptible de generar renta. En la actualidad, según estudios oficiales de la DGA del año 2007, de las nueve cuencas en que ha dividido la zona norte de la anterior Tarapacá, seis de ellas están intervenidas para el “uso minero” y casi la totalidad para el uso agropecuario y como agua potable.
La Cuenca 017 correspondiente a la Pampa del Tamarugal es la más fuertemente intervenida por el uso minero con casi 2 metros cúbicos de agua por segundo; le sigue el uso agropecuario con escasos 0,6 metros cúbicos por segundo y luego por el uso como agua potable con ¡solo 0,057 metros cúbicos por segundo! La Cuenca 010 donde se abastece la minera Collahuasi castiga al recurso con ¡¡más de 1,5 metros cúbicos de agua por segundo!!. Este estudio contempla un aumento progresivo de gasto de agua, desde los actuales 3,7 metros cúbicos de agua por segundo a 4,1 y 5,9 metros por segundo en los próximos 10 y 25 años, contados desde el 2007. La Cuenca 015 y 016 que abarca la zona de Camiña y alrededores tiene casi nulo uso minero y es preferentemente de uso agropecuario.
Pero todos los estudios presentados por las consultoras le dejan claro a la DGA que la presión de las mineras para incrementar mayores extracciones de aguas subterráneas no tiene viabilidad sin entrar a provocar gravísimos daños medio ambientales, como lo han constatado en Pica donde el intensivo uso minero viene mermando en forma alarmante los niveles de las napas.
Por cierto, lo decía un agricultor en reunión con las autoridades, no se le tiene confianza al Estado cuando ha tenido una actitud histórica de desprecio a su cosmovisión y a su territorio precordillerano y andino. Por ello, tampoco cuando plantea estas iniciativas sin dejar claramente establecido el régimen patrimonial del recurso agua hoy en la mira de las transnacionales. El camino de una autoridad democrática no es el de amenazar; es el de explicitar claramente este tipo de proyectos, responder las interrogantes y saber acoger las propuestas de las comunidades.
Epifanio Flores
Partido Comunista de Chile - Comite Regional Iquique
Etiquetas: medio ambiente
posted by Partido Comunista Iquique at
8:07 p. m.
