Partido Comunista de Chile - Regional Iquique

viernes, septiembre 05, 2008

5 de septiembre de 1937: La extraña muerte del dirigente pampino Rodolfo Diaz

La extraña muerte del dirigente sindical Rodolfo Díaz.
(Epifanio Flores)

Entrando hacía la oficina Santa Laura por el viejo camino fiscal se ubican algunas casetitas de “animitas” típicas al costado del camino, una de ellas ubicada a unos trescientos metros de la oficina salitrera, mudo testimonio de algún hecho trágico acaecido allí y cuya memoria parece haberse esfumado con el tiempo, junto a las últimas paletadas de caliche.
Allí hay un monolito de latón y con un saliente piramidal hacia el cielo, flanqueado por cuatro pilarejos, unidos con cuatro cadenas. Este monolito siempre tuvo una típica corona nortina o flores, a lo largo de las décadas transcurridas desde el hecho acaecido en ese lugar. Esa caseta es el testimonio silencioso del sentido homenaje de los pampinos al ejemplar líder obrero Rodolfo Díaz, que en ese exacto lugar fuera inmolado una brumosa noche del domingo 5 de septiembre del año 1937.
Los domingos son días de descanso de los obreros, pero no para muchos dirigentes sindicales. Ese día Rodolfo Díaz se levantó temprano y salió del campamento Santa Laura hacia la oficina Santiago Humberstone, en donde le esperaban sus compañeros dirigentes del gremio y juntos se dirigen hacia Pozo Almonte, donde asistieron a una importante reunión, debidamente autorizada por la intendencia, como se les exigía a los trabajadores en los tiempos de Alessandri.
El gobierno de Alessandri hostilizaba permanentemente a los dirigentes y a sus organizaciones. De hecho el día veinte de agosto anterior, Rodolfo Díaz había sido detenido por carabineros de Pozo Almonte, junto a los otros dirigentes del Sindicato Industrial Obrero de la Oficina Humberstone, los directivos Ramón Navarro, Floridor Bonilla, Pedro Biagetto y a los ex directivos Miranda Oliva y Justo Marambio. El presidente del sindicato, Héctor Portillo, se encontraba en Santiago integrando una comisión sindical. El sábado 21 fueron bajados a Iquique para comparecer ante el juez del Primer Juzgado Ricardo Concha, acusados por la Inspección Provincial del Trabajo de malversación de fondos sindicales por un monto de dieciséis mil ochocientos pesos, gastados contrariando disposiciones legales. En Iquique y luego de un exhaustivo interrogatorio, el juez los puso en libertad.
La reunión de Pozo Almonte era muy importante y había materias que tratar con los dirigentes del Cantón Sur. La reunión terminó alrededor de las ocho de la noche y juntos la comitiva regresa a la Oficina Humberstone. Allí Rodolfo Díaz se despide de sus compañeros y se dirige caminando por un costado de la huella hacia hacia el campamento ubicado en la oficina Santa Laura. En medio de la espesa camanchaca sus compañeros lo ven partir, sin sospechar que sería ésta la última ocasión que verían con vida a su destacado líder sindical.
La noticia trágica llega horas después cuando un grupo de personas que viajaban en un camión informan en Humberstone que acababan de atropella a un cuerpo que se hallaba tendido en medio de la huella fiscal, persona a la que no pudieron identificar dada su desfiguración y por lo espeso de la camanchaca. De inmediato se da cuenta del hecho a la comisaría de Huara, al mando del capitán Romeraldo Retamales, así como a Pozo Almonte. Esa misma noche el juez del Crímen autoriza el levantamiento del cuerpo y dispone de su traslado al hospital de Humberstone, donde el facultativo de ese recinto doctor Macuer procede a examinarlo. El cuerpo tenía la columna vertebral quebrada en dos sitios, doce costillas totalmente quebradas y variadas contusiones internas y externas. El doctor señala que la causa probable de muerte era un fuerte golpe en la parte posterior de la cabeza del dirigente gremial.
Ya al amanecer la trágica noticia se esparce por toda la pampa, puesto que Rodolfo Díaz era ampliamente conocido y respetado por todos los trabajadores. De inmediato las sospechas se dirigen hacia el departamento de bienestar de la compañía y hacia la policía, específicamente hacia el Primer Efectivo Policial de Pozo Almonte, quién no ocultaba su mala animosidad en contra de los dirigentes sindicales y en particular en contra de Rodolfo Díaz.
El convencimiento de todos se basaba en el hecho de no era extraña la repentina desaparición de dirigentes o trabajadores considerados como “revoltosos”, incuso se hablaba que algunos de éstos había ido a dar a alguno de los numerosos “piques” que existían y aún existen en la pampa. Por ello nadie creía en la muerte accidental del dirigente y la afirmación dada por cierta era: “Rodolfo Díaz no fue víctima de un atropello, a Rodolfo Díaz lo mataron”.
Al momento de su trágica muerte Rodolfo Díaz contaba con treinta y dos años de edad; era un obrero culto y honesto. Muy joven había sido empleado, desempeñándose como Jefe de Pampa en la Oficina Paposo el año 1925, donde se ganó el aprecio de todos sus compañeros por su humano tratamiento hacia los trabajadores. Sus simpatías hacia la Federación Obrera de Chile, la FOCh, que por entonces había sido sangrientamente barrida de la pampa mediante las acciones militares de guerra comandadas por el coronel Acacio Rodríguez, tronchan su carrera y asume similares y esforzadas labores al igual que sus compañeros de clase. En la oficina Ramírez lo recordaban como obrero “costrero” y como “particular” o “patizorro” en la oficina Humberstone. Es en este último lugar donde conoce y establece una profunda amistad con el dirigente sindical Héctor Portillo, quién lo invita a integrase al partido socialista. Luego, como dirigente sindical, Rodolfo Díaz se fue destacando por sus cualidades humanas, pero altiva actitud en la defensa de los intereses de los trabajadores. Sobre este líder obrero pendían explícitas amenazas, dada su consecuencia y valentía para enfrentar todo tipo de maniobras patronales represivas.
El sindicato industrial de la oficina Humberstone le solicita al doctor Germán Hoffman, director del Hospital de Beneficencia, que acompañe al médico municipal doctor Hernán Muñoz, quién debía realizar el examen médico legal. Esta labor se realiza el lunes seis de septiembre, reafirmándose examen preliminar hecho por el doctor Macuer.
Los restos del dirigente Rodolfo Díaz fueron velados en el Teatro del Campamento Santa Laura y sus funerales se realizan el martes siete de septiembre. Ese día suspenden sus labores los obreros de Santa Laura, Cala-Cala y Humberstone. También concurren los trabajadores de la oficina Rosario, Mapocho, Santa Rosa. El cortejo parte desde Santa Laura encabezado por una banda de músicos de Humberstone, seguidos por una larga columna en formidable presentación. Se detienen algunos instantes en el sitio donde fue hallado su cuerpo y luego prosigue en dirección al camposanto de Pozo Almonte. En el acceso al cementerio rompe el silencio su camarada Héctor Portillo, presidente del sindicato, quién hace una sentida semblanza de sus luchas sindicales y la generosa vida del compañero caído. Luego hace uso de la palabra Lorenzo Brito, presidente accidental de la Confederación de Sindicatos y enseguida prosigue Julio Villalba, secretario de ésta.
Prosiguen los homenajes Eloy Ramírez, presidente del Sindicato de la Oficina Mapocho. A continuación Yolando Berríos y Elías Vergara, por el Sindicato de la oficina Santa Rosa. También intervienen el director del diario “Frente Popular” a nombre del partido comunista y por el partido socialista lo hace Nolasco Gutiérrez, su secretario seccional. Las diversas intervenciones de dirigentes y compañeros que quisieron despedirlo se prolongan hasta entada la noche, todos prestigiando y enalteciendo el espíritu de sacrificio, la lealtad y decisión con lo que enfrentó Rodolfo Díaz las luchas por las reivindicaciones de su clase. Por los vericuetos de la pampa resonaron las últimas palabras de homenaje: “Rodolfo Díaz ha escrito una página ejemplar, su vida es una bandera que se agita ensangrentada sobre la pampa salitrera”.
(Epifanio Flores, escrito en septiembre de 1997).
***
Partido Comunista de Chile - Comite Regional Iquique

Etiquetas: , ,