Partido Comunista de Chile - Regional Iquique

lunes, julio 27, 2009

Unidad social y política por Patache

Va creciendo en nosotros la conciencia acerca del inmenso daño ambiental que el tipo de desarrollo en curso está provocando en nuestra región. En particular la instalación de las termoeléctricas en Punta Patache ha concitado un amplio rechazo, una gran movilización de protesta, mucho apoyo en la recolección de firmas, obligando al pronunciamiento de diversos sectores sociales y políticos. Incluso el Concejo Municipal de Iquique inicia hoy lunes su sesión ordinaria en Patache en señal de rechazo al daño ambiental, ampliamente documentado por una profesional a cargo de informar al Concejo, cuyo rigor y honradez profesional no le permitió sustraerse de la gravedad del tema. Pero no obstante los mejores argumentos y la contundente movilización callejera de rechazo a esta instalación, el proyecto sigue entero su curso. Esto gracias a nuestra permisiva y ultra liberal legislación ambiental diseñada como traje a la medida para favorecer a las grandes transnacionales y, también, hay que decirlo, a la graciosa complacencia de nuestras autoridades. Pero también, y hay que subrayarlo con más fuerza aún, por nuestra responsabilidad –o mejor dicho irresponsabilidad- como ciudadanos.
La cruda verdad es que la inminente instalación de las termoeléctricas en Punta Patache primero y su posterior puesta en funcionamiento será el inicio también del comienzo del fin de nuestro hermoso litoral como hasta hoy lo conocemos y disfrutamos. No tenemos que ir muy lejos para traer ejemplos impactantes de los efectos desastrosos que provocan estas generadoras eléctricas en el tiempo con su contaminación como puede verse claramente aquí cerca en nuestra vecina y gris Tocopilla agredida.
Como podemos ver los actores responsables están en la escena y solo cabe plantearse cual será el desenlace de la primera parte de esta tragedia. Por un lado tenemos a los poderosísimos intereses económicos empeñados a fondo para instalar estas generadoras a como de lugar e incluso al borde de traspasar la ya demasiado permisiva normativa ambiental que tenemos, como queda demostrado con el inicio de los trabajos preliminares a la construcción. Por otro lado están nuestras autoridades demasiado complacientes y que concurren hasta con alegría a desempeñar el rol poco menos que de relacionadores públicos de estas compañías. Si de los primeros no podemos esperar nada, de estos últimos la verdad es que no podemos esperar mucho tampoco. Un dato a tener en cuenta es el inmenso poder cooptador de los primeros y que siempre encuentran yanaconas a precio de chaucha para dividir y arruinar las mejores causas.
Por nuestra parte, el grueso de la población afectada que vivimos y seguramente dejaremos nuestros huesos contaminados aquí, queda por verse hasta donde estamos dispuestos todos realmente a jugárnoslos a fondo por impedir la instalación de estas generadoras eléctricas mortales para nuestro medio ambiente y ecosistema marino. Digo esto porque ya aparecen algunas voces cediendo y que hablan solo de mitigar los efectos dañinos de las emanaciones tóxicas. Otros hablan de determinadas compensaciones materiales o económicas a cambio del daño ambiental que se provocará. Una y otra no nos sirven para salvar a nuestro litoral costero que estamos obligados a entregar sano y limpio a nuestros hijos y descendientes, que tendrán todo el derecho a ser muy duros con nosotros después.
Lo único que nos queda es la unidad –la unidad subrayado- y así presentar una férrea oposición a la instalación de estas termoeléctricas porque significan la muerte de nuestro litoral más próximo. Es decir se trata de un dilema de vida o muerte y frente a esto solo cabe nuestra unidad más amplia, insisto ¡más amplia! Y tiene que ser una unidad social y política muy amplia. Remarco lo último porque una de las estrategias en curso impulsada por la derecha servil a las transnacionales y con el objetivo de matar este movimiento radica en levantar la falsa consigna de que “no hay que politizar este movimiento”. ¡No! A este movimiento hay que politizarlo porque su solución es política. Este movimiento tiene que involucrar a los candidatos a parlamentarios y presidenciales para que den una voz clara y contundente en la que señalen expresamente que como candidato ahora y como parlamentario después van a trabajar de inmediato para impedir, para no permitir, la instalación de las termoeléctricas en nuestro litoral.
Digo esto si queremos de verdad impedir la muerte de nuestro litoral. Si no, que Dios nos pille confesados por lo que se nos viene encima, pero también por no saber construir la unidad del pueblo, que es y siempre será social y política. (E. Flores)

Partido Comunista de Chile - Comite Regional Iquique

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